Los ruidos, como todo sonido, tienen una longitud de onda, y por lo tanto, un color asociado, de ahí que existan los denominados ruidos de color, los cuales se diferencian unos de otros por la densidad espectral. Es decir, según la potencia y la distribución de su frecuencia, se establecerán diferencias entre cada ruido.
De este modo, los colores azules y violetas corresponden con las frecuencias vibratorias más altas, mientras que las más bajas serán las de los colores más rojizos. Así, se puede hablar también de sonido rosa, marrón o gris, con diferentes densidades espectrales. Todo esto afecta al cuerpo humano de formas distintas según las características de cada uno.
La diferencia con el ruido blanco, sobre el que ya tratamos en este artículo, es que éste no actúa apagando los otros ruidos sino que los integra.
Los ruidos de color, en especial el ruido blanco, tienen la capacidad de crear una atmósfera relajante, afectan al estado de ánimo, favorecen la meditación o la concentración en una tarea. Así mismo, aumentan la capacidad cognitiva y mejora las habilidades para el estudio.
Veamos algunos ejemplos de las características de los ruidos de color:
- Cuando se enciende un electrodoméstico como un secador de pelo, o cuando se sintoniza un canal de televisión o de radio, ese sonido sería muy parecido al ruido de color blanco. Pero también cuando llueve intensamente, el sonido que emiten las olas del mar, o el sonido que puedes realizar con tu boca cuando mandas silencio “shhhhhh”.
- El ruido rosa se asemeja al sonido de instrumentos armónicos, o cuando se pronuncia “fffffff”. Este decae 3 dB por octava cuando se va subiendo de frecuencia. Es un ruido blanco con una atenuación de frecuencias altas, por lo tanto predominan las frecuencias bajas, o lo que es lo mismo, sonidos graves.
- El ruido marrón baja 6 dB por octava a medida que sube hacia frecuencias más altas.
- El ruido azul incrementa 3 dB por octava cuando sube de frecuencia. Esto es, tiene muy poca potencia a frecuencias bajas.
- El ruido gris se dice que es el auténtico ruido blanco. Todas sus frecuencias se perciben por el oído con la misma intensidad. Consigue tapar aquellos ruidos molestos y ayuda al individuo a entrar en estado de calma y relajación.
Ruidos de color y acúfenos
Existen distintos tipos de ruidos de color lo que significa que, según la densidad espectral de un ruido de color, se pueden tratar distintas patologías auditivas como los acúfenos o la hiperacusia.
El ruido blanco a un bajo volumen se utiliza como terapia para acúfenos, puesto que logra enmascarar otros ruidos e incentivar un estado de relajación. También el ruido rosa y el marrón son utilizados como tratamiento de la hiperacusia o tinnitus.
Así mismo, el rosa se aplica para el tratamiento de la hiperacusia leve y moderada. En este caso la energía disminuye 3 dB por octava. Es más intenso en frecuencias bajas y menos en frecuencias altas.
El ruido marrón y el rojo se utilizan para el tratamiento de la hiperacusia severa. Tiene menos energía en frecuencias altas, incluso menos que el rosa. Su energía disminuye 6 dB por octava. Está compuesto por frecuencias bajas y medias, y tiene las agudas atenuadas. Por tanto, se trataría de un sonido relajante.
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