Aunque hipoacusia y sordera a veces se utilizan como términos equivalentes, no son exactamente lo mismo. Ambas están relacionadas con la pérdida de audición, pero según qué sonidos se dejen de escuchar y a qué volumen, hablamos de una o de otra. Este artículo se centra en las principales diferencias que existen entre ellas y los posibles tratamientos.
¿Qué es la hipoacusia?
La hipoacusia podría definirse como la pérdida de percepción auditiva leve o moderada – por debajo de los 70 decibelios. Puede afectar solo a un oído o a los dos y a menudo mejora con la utilización de audífonos.
Suele estar relacionada con la edad y aparece con más frecuencia en personas mayores. En este caso, hablamos de presbiacusia. Los afectados suelen tener problemas para entender lo que se les dice cuando están en entornos ruidosos, suben mucho el volumen de la televisión o hay que repetirles las cosas, porque confunden ciertas palabras que se parecen.
Una consecuencia de estos síntomas es que la persona tiende a aislarse socialmente porque evita todas aquellas situaciones en que tiene problemas para comunicarse con fluidez.
Otros tipos de hipoacusia pueden presentarse a cualquier edad y están relacionados con daños producidos en el oído medio o el oído interno. Existe la que es transitoria, como la producida tras la exposición o por un ruido muy fuerte, y la hipoacusia de carácter crónico, cuando los daños son persistentes e irreversibles.
Cuando se da en niños muy pequeños, puede llegar a limitar su capacidad para expresarse oralmente, su desarrollo psicomotriz o su rendimiento escolar.
Diferencias entre hipoacusia y sordera
La principal diferencia entre hipoacusia y sordera es que, en esta última, la discriminación y la comprensión de los sonidos se ve muy disminuida. Esto hace imposible no solo la comunicación oral, sino la percepción de los ruidos ambientales, ya que solo escuchamos sonidos por encima de los 70 decibelios.
La pérdida severa de audición ocurre cuando alguna zona del oído sufre daños debido a un trauma, la exposición continuada al ruido o algunas enfermedades como la otitis o la meningitis.
Si las lesiones están localizadas en el oído interno o en el nervio auditivo, la sordera puede ser permanente. Además, la pérdida auditiva puede empeorar si no se trata.
Posibles tratamientos
Tanto la hipoacusia como la sordera pueden tratarse hoy en día. En algunos casos, lo más indicado puede ser la cirugía, como cuando se ha producido una ruptura de la membrana timpánica, por ejemplo.
En otros casos, la audición puede mejorar con la utilización de audífonos o a través de implantes es. Y en otros, es necesario recurrir a terapias conductuales para ayudar al afectado a sobrellevar la pérdida de audición.
Entre los tratamientos más novedosos está el desarrollado en nuestro centro terapéutico, la terapia de Transmastoidea, Su particularidad es que permite rehabilitar las células del oído interno que han resultado dañadas. De este modo, el paciente puede llegar a recuperar niveles normales de audición o, al menos, mejorar su percepción de los sonidos o su calidad auditiva
La terapia consiste en aplicar una corriente eléctrica de baja intensidad en la zona mastoidea, detrás del pabellón auditivo. Esta corriente aumenta la temperatura de dicha zona y activa el metabolismo celular. Como resultado, se produce una rehabilitación de las células dañadas por la edad o el ruido excesivo y el paciente experimenta una mejora de su percepción auditiva.
La por radiofrecuencia, que también ha obtenido resultados positivos en el tratamiento de los acúfenos y la inestabilidad, es un tratamiento no invasivo y carece de efectos secundarios indeseados. Puedes solicitar más información o solicitar cita online a través de nuestra web.
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