El café es una de las bebidas más consumidas en los países desarrollados, concretamente, en Estados Unidos y gran parte de Europa.
Para muchas personas, el café representa un verdadero placer, por lo que les resulta muy difícil disfrutar de un desayuno o de una sobremesa sin que éste esté presente. No obstante, muchas de las personas consumidoras de esta bebida estimulante se ven obligadas a reducir su consumo por los efectos negativos que el café causa en su organismo.
Puesto que esta bebida contiene cafeína, un componente que produce una estimulación del sistema nervioso central y que, consumida en exceso, puede dar lugar a tener dolores de cabeza, hipertensión, trastornos del sueño, ansiedad, así como a un empeoramiento del estado de los acúfenos. Los acúfenos son realmente molestos, dado que consisten en la producción de un sonido, que en realidad no está en el ambiente y que es muy irritante. Entre los síntomas de este fenómeno auditivo se encuentran los trastornos del sueño como el insomnio, la falta de concentración, irritabilidad o tensión en la mandíbula y en la zona cervical. Por ello, alimentación y acúfenos son conceptos que están estrechamente relacionados.
Muchas de estas molestias se asocian directamente al consumo del café. Además, acarrea otros efectos que son negativos y que no son tan conocidos como, por ejemplo, la incontinencia. En este sentido, hay que saber que el café produce un efecto diurético al igual que una relajación de los esfínteres.
El café también empeora los dolores relacionados con la menstruación, al tiempo que provoca fatiga emocional.
Adicionalmente, el consumo de esta bebida estimulante puede producir cambios de humor al terminarse el efecto “euforia” provocado por la cafeína, haciendo que en ocasiones nos sintamos cansados y/o deprimidos.
¿Qué alternativas al café existen?
Por todo ello, se recomienda buscar bebidas o alimentos que no sean estimulantes y que se puedan tomar tanto para el desayuno como para cualquier otro momento del día. Así, las infusiones que no contienen teína y los sucedáneos del café son ideales para los que son muy cafeteros y se ven obligados a reducir o dejar de consumirlo porque no les sienta bien o porque se lo ha recomendado el médico.
Otra alternativa muy saludable es la achicoria. Hablamos de un sucedáneo de café que de la que su extracción se produce por medio de la raíz de la planta achicoria, que se encuentra tostada y que ha sido pulverizada. Su sabor es muy similar, pero no contiene cafeína. Además, favorece la digestión y ayuda a asimilar mejor las vitaminas liposolubles (A, D, E), llevando al organismo a una mayor sensación de vitalidad y energía.
También son recomendables las infusiones como el poleo o la manzanilla o el té Rooibos, que son bebidas con sabores más suaves y no contienen teína, misma moléculas que la cafeína, pero recogida de una planta distinta que también produce el efecto estimulante. Uno de los beneficios de su consumo es el fortalecimiento del sistema inmunológico.
El Ginkgo biloba también forma parte de la lista de los sustitutivos del café. Se trata de una planta medicinal originaria de China, que cada vez es más habitual su consumo debido a sus propiedades y beneficios que aporta a nuestra salud. Mejora la circulación sanguínea, previene la formación de coágulos, favorece la memoria y disminuye el cansancio. También ayuda a combatir algunas enfermedades como el cáncer o el envejecimiento prematuro.
Podemos decantarnos también por el cacao. Su sabor suele agradar a mucha gente y tiene un gran poder antioxidante. No obstante, su consumo debe ser moderado y no es recomendable tomarlo por las noches.
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