Las personas que sufren acúfenos tienen varias formas de paliar sus dolores, una de ellas es que un profesional les realice un masaje relajante. Si esto no es posible, a continuación mostramos algunas de las claves para aprender a hacerlo nosotros mismos.
Es posible relajarse con acúfenos, tan solo es necesario aplicar la presión adecuada y la técnica correspondiente. Por ello, es conveniente que nos pongamos en manos de personal especializado en este tipo de terapias y asegurarnos el resultado esperado. Cabe destacar que el masaje que se le realiza a una persona con acúfenos no es el mismo que se le realiza a una persona que no los presenta. En este sentido, el trato y la forma de proceder serán diferentes, sobre todo, para que cada paciente se sienta confiado y relajado, para reducir la intensidad de los acúfenos y para favorecer la recuperación de su calidad de vida.
Pasos para realizar un masaje relajante
Los masajes son uno de los tratamientos más eficaces para conseguir paliar el dolor provocado por los acúfenos. La quiropraxia es uno de los tratamientos estrella y requiere que acudamos a una persona experta en esta materia.
Los masajes que componen la quiropraxia ayudan a atenuar el zumbido que provoca esta dolencia, alcanzando un estado de relajación y una sensación de bienestar que pone fin a los principales síntomas de los acúfenos. Sin embargo, debemos reseñar que los masajes no visibilizan unos resultados inmediatos, sino que es la práctica prolongada y constante la que consigue que la persona afectada se beneficie de las ventajas de este tipo de masajes. Se trata de un tratamiento eficaz que reduce el estrés y que, por tanto, nos ayuda a relajarnos y a paliar estas molestias.
Si no podemos acudir de manera regular a la consulta de un experto en esta técnica, podemos realizar nosotros mismos este tipo de masaje relajante en casa. Para ello, debemos tener en cuenta que la forma correcta de ejecutarlo es centrándose en la zona periférica de la cabeza, incluyendo la zona del cuello, la cabeza, las cervicales y la oreja.
Puede resultarnos útil aprovecharnos de una mezcla de aceites esenciales como medio facilitador que nos induzca a la relajación a través de los aromas y las sensaciones. Un ejemplo orientativo puede ser recurrir a la mezcla compuesta por un par de gotas de aceite de geranio, otras dos gotas de aceite de ciprés, una cucharada sopera de aceite de sésamo, tres gotas de aceite de pino marítimo, otras tres de cimifuga negra y unas tres más de ginkgo biloba. Debemos poner todo esto en un recipiente y mezclarlo bien.
Tras hacer esta mezcla, nos untaremos los dedos con este aceite y aplicaremos el masaje una vez al día. Centrándonos en la zona periférica, comenzaremos amasando con las puntas de los dedos la zona de la coronilla. Pasaremos más adelante a la parte del cráneo, concretamente al hueso occipital. Seguidamente, nos centraremos en la zona de la oreja y la masajearemos por detrás del lóbulo. Posteriormente, masajearemos también la zona de los oídos. A continuación, será el turno de la zona de la frente, la cual masajearemos con los nudillos.
Como recomendación, podemos acompañar estos masajes con la música que nos tranquilice o, si lo preferimos, podemos apoyarnos en la aromaterapia. Para ello, encender velas aromáticas e incienso o poner una luz tenue serán recursos adecuados que favorecerán la relajación.
En definitiva, estos consejos han probado su eficacia para relajarse con acúfenos, así como para facilitar la realización por nosotros mismos de un masaje relajante de calidad.
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