Eliminar el estrés es, posiblemente, uno de los grandes objetivos de cualquier persona que se vea expuesto al él o a la ansiedad. Si bien resulta muy interesante conocer los motivos que lo provocan, no es menos importante subrayar que ambas circunstancias afectan de forma directa a la salud.
La aceleración de los latidos del corazón, la rigidez muscular, la inestabilidad mental o una sensación continua de no poder controlar lo que nos sucede son solo una muestra de los síntomas que experimentamos si padecemos estrés. Cabe destacar la relación existente entre los acúfenos y el estrés, motivando la aparición de una el aumento de la otra.
¿Qué podemos hacer para gestionar el estrés?
Para poder controlarlo nada mejor que seguir estos consejos:
- Desayunar de manera saludable consumiendo frutas y verduras en mayor cantidad para mejorar el funcionamiento del aparato digestivo, que es el que más sufre por la ansiedad. La leche de almendra, el huevo, la zanahoria o el aguacate no deberían faltar.
- Meditar durante unos minutos con el propósito de analizar qué provoca esta situación facilitará nuestra labor de corregir lo necesario para evitar aumentarlo.
- Salir a la calle, ya que está comprobada la efectividad de apostar por el optimismo. Sin embargo, tampoco es negativo conocer las propias limitaciones ni estar solo durante unos minutos.
- Dormir la siesta. Es una de las mejores formas de descansar el cerebro y la musculatura. El descanso ha de ser de calidad e intentar que no haya interrupciones bruscas durante los 30 minutos que dure la siesta.
- Hacer ejercicio de forma habitual. El organismo libera estrés cuando se hace deporte. Yoga, montar en bicicleta o ir al gimnasio son actividades muy recomendables para cualquier persona que quiera quemar energía y convertirla en sensaciones positivas.
- Opinar libremente. Resulta complicado en muchas ocasiones, sobre todo, en el ambiente laboral, pero con educación es posible expresar todo tipo de opiniones sin temor a nada. De hecho, es en el trabajo donde se producen más situaciones estresantes debido a las obligaciones propias o ajenas. Mantenerse firme en nuestra opinión resulta más que conveniente.
- Cambiar la dieta. Reducir la cantidad de bebidas con cafeína que se ingieren al día resulta beneficioso para controlar el estrés. Lo mismo sucede si apostamos por una dieta baja en grasas y si priorizamos el consumo de frutas, vegetales y pescado sobre la ingesta de carne.
- Disfrutar. Cuando se padece estrés es muy complicado, pero un simple refresco con un amigo o un paseo por la ciudad son actividades muy fáciles de llevar a la práctica que nos sirven para liberar tensiones y olvidarnos de nuestras preocupaciones.
- Socializar. Es el verbo de moda, pero es una actividad muy necesaria. Aislarse, no hablar de los problemas y tener un carácter demasiado arisco no son, precisamente, la solución al problema.
- Delegar y cambiar la manera de afrontar la rutina diaria. En el trabajo es conveniente que cada empleado haga lo que le corresponde y no absorber tareas ajenas. No hacer siempre lo mismo ni en el mismo orden ayuda a desconectar y a adquirir nuevas formas de superar las dificultades diarias.
- Redactar una lista con lo verdaderamente importante. Es conveniente establecer las prioridades y hacer todo lo posible por convertirlas en una realidad. Centrarse en estos aspectos resulta esencial para reducir los niveles de ansiedad.
Poniendo en práctica estas medidas no solo lograremos cambiar nuestra vida en poco tiempo, sino también mantener más controlados los motivos que nos provocan ese estrés. Realizar un análisis exhaustivo de la situación es el primer paso para evitar que nuestro estado psíquico termine convirtiéndose en el origen de problemas de salud de cierta gravedad.
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