Revelado por el doctor francés Prosper Ménière en 1861, el Síndrome de Ménière incide en el oído interno. Esta afección perjudica al equilibrio y a la audición y se caracteriza, principalmente, por vértigos, acúfenos (zumbidos en los oídos) y disminución de la agudeza auditiva.
Los episodios de vértigo suelen ser repentinos y se extienden durante horas y días, repitiéndose de forma periódica. Por su parte, la pérdida de audición oscila y se desarrolla, con el paso el tiempo, hacia una sordera irreversible o hipoacusia.
¿Dónde radican sus causas?
Las causas del Síndrome de Ménière son desconocidas. A pesar de ello, se cree que puede influir un exceso de líquido dentro del oído interno. En concreto, en los canales laberínticos responsables del equilibrio y de la audición.
Por otra parte, se relaciona, en algunos casos, con un traumatismo craneal o una infección del oído medio e interno.
Otros factores desencadenantes incluyen:
- Enfermedad viral.
- Consumo de tabaco.
- Estrés.
- Uso de algunas medicinas.
¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Ménière?
La enfermedad de Ménière conlleva una combinación de los siguientes síntomas:
- Vértigo o mareo: impide a quien lo sufre mantenerse en pie o sentado. Generalmente, esta sensación va acompañada de náuseas y vómitos.
- Ruido en el oído o campanilleo (tinnitus).
- Pérdida de la audición.
- Efecto de presión en el oído.
En cuanto a los momentos de vahído, son los que más problemas causan. Una impresión que hace que la persona sienta como si el mundo girase a su alrededor o ella estuviera moviéndose o rotando.
El vértigo, como se ha indicado, lleva aparejados náuseas y vómitos. Asimismo, la persona experimenta sudoración intensa. Estos síntomas van a peor con movimientos repentinos. El mareo puede durar desde 20 minutos a 24 horas, según los casos. Estos hechos producen la necesidad de acostarse.
Aunque la pérdida de la audición suele presentarse en un oído, puede incidir en ambos. ¿Qué la caracteriza? Tiende a restablecerse entre ataques, pero se deteriora con el tiempo. La que primero se pierde es la de baja frecuencia. Además, aparecen zumbidos y retumbos, junto a una presión en el oído.
Otros síntomas del Síndrome de Ménière son: dolor de cabeza, diarrea, molestia en el abdomen y desplazamiento incontrolado del ojo.
Prevención y tratamiento del Síndrome de Ménière
La cura para la enfermedad de Ménière es, por el momento, desconocida. No obstante, existen métodos que ayudan a prevenir y tratar los síntomas.
En primer lugar, ¿cómo controlarlos? Existen dos maneras:
- Los diuréticos: estos contribuyen a que se alivie la presión del fluido del oído interno.
- Una dieta pobre en sal.
- En segundo término, ¿cómo aliviar los mareos?
- Se han de evitar los movimientos bruscos. Es posible que la persona necesite ayuda para caminar.
- Exponerse a luces brillantes, ver la televisión y leer son acciones que se han de dejar de lado.
- La persona afectada ha de aguantar quieta, además de descansar durante los síntomas.
- La actividad puede incrementarse gradualmente después de los episodios.
En tercer lugar, una buena prevención consiste en adoptar un estilo de vida sano. Este comprende desde una alimentación equilibrada, pasando por realizar ejercicio de forma regular, hasta dormir las horas necesarias y reducir el consumo de cafeína y alcohol.
Por otro lado, para mitigar el estrés, es aconsejable desempeñar ejercicios como el yoga, el taichí, la meditación, la relajación progresiva de los músculos o las imágenes guiadas.
Por lo tanto, el Síndrome de Ménière lleva asociadas múltiples molestias. Unas de las principales son los acúfenos, también denominados tinnitus. Si los padeces, no dudes en acercarte a nuestros centros para una evaluación.
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