El citomegalovirus es un virus frecuente que puede infectar a cualquier persona y que, una vez que lo hace, se queda en el cuerpo de por vida y puede causar hipoacusia. No obstante, la mayoría de las personas infectadas lo desconocen ya que es muy raro que, en condiciones normales, el virus cause problemas.
Sin embargo, en personas con un sistema inmunitario debilitado o en mujeres embarazadas, el citomegalovirus puede ser causa de graves problemas. De esta forma, en las mujeres gestantes, una infección por citomegalovirus durante el embarazo puede transmitirse al bebé, el cual podría presentar síntomas.
La mayoría de bebés con citomegalovirus congénita parecen estar completamente sanos al nacer, aunque pueden presentar signos con el tiempo (a veces estos no aparecen hasta meses o incluso años después del nacimiento). Los síntomas más frecuentes son la pérdida de audición, el retraso en el desarrollo y problemas de visión. Además, resulta habitual que los bebés cuya madre ha sufrido una infección por citomegalovirus en el embarazo sufran:
- Discapacidad intelectual.
- Problemas de coordinación.
- Debilidad o problemas para usar los músculos.
- Convulsiones.
La infección por citomegalovirus, primera causa de sordera infantil
El citomegalovirus es un virus grande relacionado con los virus que causan varicela, herpes simple y mononucleosis. Se trata de la principal causa de sordera a nivel mundial, por lo que su prevención resulta fundamental. Algunas medidas que puede tomar la futura madre durante el embarazo son:
- Lavarse las manos con frecuencia, en especial si se tiene contacto con niños pequeños, pañales, saliva u otras secreciones.
- Evitar el contacto con las lágrimas y la saliva de niños.
- Evitar compartir los alimentos y beber del mismo vaso que otros.
- Evitar tocar con las manos desnudas ciertos elementos desechables como los pañales o los pañuelos.
- Mantener relaciones sexuales seguras.
¿Cómo se diagnostica el citomegalovirus en el embarazo?
El diagnóstico se basa en la presencia de anticuerpos en sangre, así como los síntomas clínicos maternos y/o fetales. Una vez se ha diagnosticado, debe iniciarse un estudio exhaustivo para clasificar y manejar el caso. Resulta habitual que para el tratamiento se empleen antivirales que logren reducir la carga del virus, aunque esto no garantiza que el riesgo de infección al feto disminuya.
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